viernes, 16 de octubre de 2009

Quemador se pone clásico

Mi relación con la música viejuna -no la popular, la otra- es extraña. Me gusta, pero no se si es porque no tiene estribillo, porque soy incapaz de recordar los números de las sinfonías o por puro rebote pero el caso es que rara vez la considero una opción cuando me detengo a escuchar música.

Eric Satie es una excepción.

Puede que sea porque en sus piezas se intuye un germen no-bakalao o porque asocio la Gnossienne Nº1 a ver Nosferatu con una fumada de espanto. O puede que se deba a una combinación de factores que bucean en las capas más profundas de mi mente. No sé, el caso es que me encanta.

No quiero divagar más, así que doy paso a las siguientes maravillas: las ya de por sí mesméricas Gnossiennes interpretadas por el hipnótico acordeón de Teodoro Anzellotti. Espero que las disfruten tanto como yo.






2 comentarios:

Anónimo dijo...

Una curiosidad: a mi para hacer ejercicio me gusta moverme entre el rock mas veloz y el bakala mas cazurro. Pero por increible que parezca con Satie rendia un monton, asi pues corro raudo al encuentro con este señor Teodoro Anzellotti que me ha "mesmerizado"

Quemador dijo...

Probablemente sea por esa cualidad hipnótica que tiene: mientras la mente se deja llevar el cuerpo ni se entera de la caña que está recibiendo.
Yo estoy por ir a la fnac y montar un piquete hasta que me traigan el disco.