sábado, 26 de abril de 2008

Los Misfits nos dirán lo que debemos hacer

Misfits
Copérnico Nova Club (Madrid)


Desde el momento en que recibí la noticia de que los Misfits iban a tocar en mi barrio éste se convirtió en mi mantra oficial; en tiempos de incertidumbre ¿qué mejor que esta panda de gañanes para iluminarte el camino a seguir?

Misfits - Hybrid Moments


Qué puedo decir, el concierto fue absolutamente demencial, más parecido al Día D que a un concierto no-bakaluti.
A las dos canciones de empezar me abalancé hacia las primeras filas, donde el público empezaba a asalvajarse, y fui recibido por una patada craneal cuando la gente decidió dejar de sostener a uno de los pogueadores y dejarlo caer sobre mi cabeza. Supongo que tuve suerte de que el pie impactase en la parte más dura del cráneo porque me importó más bien poco y empecé a bailar de la única manera que he aprendido en mi vida.

Misfits - Scream


El concierto continuó con una intensidad y velocidad inhumanas, poniendo a prueba mi ya oxidada capacidad de pogueo y mi equilibrio -benditos, benditos botines- y haciendo un repaso a toda -¡y digo toda de verdad!- la discografía de la banda.

Finalmente dos cosas pudieron conmigo obligándome a volver a la seguridad de la barra: la deshidratación y el sobaco sudoroso de un jevi incrustado en mi nariz -curioso, un sobaco sudoroso consiguió lo que no pudo hacer una patada en la cabeza-.

El concierto terminó con un bis bastante corto -algo normal teniendo en cuenta que las canciones originales no suelen pasar de los tres minutos y en directo les duran un minuto y medio como mucho-, con Jerry Only dándose un paseo entre la multitud y con Marciano#1 abalanzándose sobre el bajista más berraco de la tierra para conseguir un autógrafo para mi.

Muchas gracias, a Marciano#1 por el autógrafo y a Only por un conciertazo.

Les dejo con el Karaoke Misfit.

Misfits - Attitude


¡¡¡¡DEVILOCK!!!!

martes, 15 de abril de 2008

Mi semana de vacaciones

Hace un par de semanas pude disfrutar de un breve pero muy merecido periodo de vacaciones, tiempo que aproveché para tocarme las gónadas, ver conciertos y castigarme el organismo a partes iguales.

Lo de tocarme las gónadas tendrán que imaginárselo, lo de castigarme el organismo...bueno, eso lo verán en Sensación Chunga de Vivir tarde o temprano -a este ritmo, más bien tarde- así que aquí les dejo con los conciertos que disfruté en mi semana de vacaciones.

TIC TIC TIC...

The Hives
La Riviera (Madrid)

Hasta hace poco parecía que los Hives habían desaparecido por completo de mi vida; tras ser uno de los grupos más escuchados en mi etapa salmantina simplemente se habían esfumado.

The Hives - Walk Idiot Walk



Quizá es por esto que tengo la sensación de no haber disfrutado del concierto tanto como podría. No me entiendan mal, fue un gran concierto y me lo pasé como un enano, pero no puedo dejar de pensar que hace cuatro años habría entrado al trapo a las dos canciones.

The Hives - Two Timing Touch and Broken Bones


¿Qué me ha llevado a desvincularme de los Hives? Son ruidosos, simples, graciosos, suecos y van de uniforme, tienen un frontman que vale su peso en speed y alguno de los mejores estribillos de las dos últimas décadas ¿Por qué, entonces, ya no los veo como antes?

No puede ser la edad, cada día que pasa estoy más energúmeno y me gusta más lo simple y lo ruidoso; tampoco pueden ser ellos, porque apenas han cambiado en todos estos años.
¿Sería el lugar? ¿Sería el día? ¿Sería que llovía a mares y un coche me echó todo un charco por encima cuando me dirigía al concierto?
Supongo que nunca lo sabré...

The Hives - Tick Tick Boom



Los puretas heredarán la tierra

Loquillo
La Riviera (Madrid)

No voy a mentir, esperaba muy poco de este concierto; era lógico pensar que Loquillo se había dormido en sus laureles de cantautor y que iba a ofrecer un recital soporífero de puretismo insoportable. Por suerte hay ocasiones-no muchas- en las que me equivoco.

Por un lado, el loco ha sido listo y se ha rodeado de una banda realmente buena, con presencia escénica, capaces de aprovechar los momentos de euforia del público y de suplir las carencias de Loquillo como cantante -a nadie se le escapa que el punto fuerte de este tío nunca ha sido un registro vocal de caerse-.
Por otro lado se le nota el oficio; el cabroncete se sabe todas las posturitas que debe poner en cada estrofa y, vale, no trago a los chuloputas, pero realmente se agradece que un cantante español sea capaz de dar un espectáculo digno subido a un escenario, porque con ejemplos tan infames como J, los Urquijo o Iván Ferreiro -¿Qué clase de retrasado mental llama a su grupo Los Piratas?- un visitante de otro planeta acabaría pensando que los españoles somos oligofrénicos.

Como muestra de la capacidad de Loquillo y su nueva banda para chulear y jalear a su público, cabe mencionar esta perla del chulandrismo:


"Normalmente cuando un grupo presenta un nuevo disco se foguea con conciertos menores en provincias; nosotros no, nosotros venimos directamente a la capital"

Ya se imaginan la apasionada reacción del público.

Para terminar hablaré un poco de música, de su nueva música, para ser exactos.
Personalmente no me llama, creo que cuando el no-bakalao pierde garra y se amolda a oídos viejunos pierde gran parte de su gracia; por suerte la versión en directo tiene algo más de pulso y el concierto se alejó del coñazo que debe ser escuchar el disco enterito y sin agua para tragar.

Loquillo - Cruzando el Paraiso




Lo único que lamento es que siga evitando cantar La Mataré en directo; es, con diferencia, su mejor canción.

Loquillo y Los Trogloditas - La Mataré



Colas kilométricas, moteros cabreados y patadas segadoras

Felix Da Housecat
Low Club (Madrid)

Felix da Housecat siempre se me escapa, y esta vez volvió a hacerlo.
Cuando llegué al Low sólo faltaban unas diez personas para que la cola alcanzase la Gran Vía; vista semejante muchedumbre Marciano#1 y yo -si, somos la versión castiza de Kato y El Avispón Verde, una especie de Roberto Alcázar y Pedrín drogadizos- decidimos ir a beber una cervezuela al Costello.

Por el camino decidimos ir en su lugar al Wurlitzer Ballroom pero no fue posible, había concierto; demasiado tarde para pagar la entrada pero demasiado pronto para esperar a que acabase redirigimos nuestros pasos hacia el Nueva Visión, en Malasaña.
Allí presenciamos un arranque de violencia motera, el dueño y pincha del local se abalanzó con una asombrosa rapidez -dada su envergadura- sobre un cliente que insultaba a los camareros y se negaba a pagar su consumición.
Tras esto el carisma y lozano aspecto de Marciano#1 nos granjeó la amistad del mismo, invitación a chupito incluida; para no estancarnos demasiado y evitar un arranque de celos por parte de la novia del motero de la muerte nos encaminamos hacia Siroco.

La cosa no pintaba mal, nunca había estado allí pero la música no daba asco, la bebida no era excesivamente tóxica y la gente no parecía ni demasiado imbécil ni demasiado fea.
Aceptad un consejo, si estáis bailando en un garito al lado de la escalera y veis a una morsa humana bajar por las escaleras, huid. El cetáceo en cuestión resbaló en las escaleras, cayendo despatarrado sobre ellas y proyectando su pezuña contra mi espinilla; el impacto, que podría haberme destrozado la rodilla si llega a ir unos centímetros más arriba, anuló por completo el pedete lúcido que llevaba a mis espaldas, todo lo que había fumado y bebido se esfumó y en su lugar sólo quedaba la mala baba.

¿Conclusiones de la noche? Evitar las escaleras, nunca cabrear a un motero y no volver al Low hasta que se pase de moda.